miércoles, 29 de junio de 2016

Adiós Dragui

Adiós, amigo. Amado y malquerido, amigo. Tu despedida tuvo un sabor distinto al que cualquier extraño pensaría. Tu despedida fue triste, con mucha gente que te quería y odiaba al mismo tiempo, tus amigos a los cuales siempre encontrabas la forma de fastidiar, de incomodar, perjudicar  y hacer reír. Tus amigos del barrio, que fueron muchos. Se despide tu familia, de ti, el hijo número 5 de 6.

Hoy retuve algunas lágrimas que solté el día de tu muerte. Hoy te despedimos, recordandote, mencionando tus agitados y cortos 23 años, recordando tus locuras. Eras así, nada santo, algo bueno, el malo del barrio, eras tú.

"Ya se veía venir " - Dice tu hermano el segundo entre lágrimas.

 Es verdad, ya no eras el niño malcriado, ambicioso y entrador de hace 17años (cuando te conocí). Ya no vendías los regalos que tus padrinos y tíos, ya desde hace un par de años andabas con arma en el pantalón que cada fin de semana disparabas a diestra y siniestra, incomodando a los vecinos. Ahora chocabas con gente abesada, te arriesgabas y te creías invencible.

El malo del barrio, amigo de todos desde muy pequeño, buen jugador de fútbol y, en gran parte, buen amigo. Me permito recordar aquella vez, hace 11 años, (cuando tenía 14 y tú 12) me llevaste a jugar en un club al que tú pertenecías, en divisiones menores, dónde por falta de talento no pasé.

Adiós, loco - Se despide otro de tus hermanos, el cuarto - Eras mi alegría.

Adiós, mi chiquito malcriado - Dice tu hermana, la tercera - siempre estarás conmigo.

Ah decir verdad, no hablabamos mucho desde hace un par de años. Te molestaba que nuestro saludo sea más bien frío. Te saludo y pasas de frente, me reclamaste, te crees la cagada porque pasas con tu moto y yo tengo una mejor que la tuya. No era así, lo cierto es que nuestra amistad no empezó bien y se quebró al final, aún así nunca dejaste de ser mi amigo.

Nunca tuvimos una buena relación - Dice tu hermano menor - Pero me quedo con el recuerdo de pequeños, cuando jugábamos a los súper héroes. Para mí eras eso, me defendías cuando alguien quería hacerme daño, imagino que desde arriba me cuidarás como antes lo hacías. Aquí la familia cuidará de tu hijo, no te preocupes.

 Juliacho, sabes hacer fotos de estudio o de alguien que sepa? Quiero tomarles una foto a mi hijo y a mi mujer - me dijiste el domingo por la tarde, con tu mujer y tu bebé al lado - mañana por la noche te voy a ver para que me pases el dato.

Sin pensar que 23 horas después 5 balas en el pecho apagarían tu vida. De esa manera te despediste. Hoy yo me despido de ti de la mala forma que sé, recordándote y escribiendo sobre ti, con un hasta pronto, Dragui.


lunes, 30 de septiembre de 2013

Lo siento, Andrés.

Andrés, sé que estás mal y enojado. Con justa razón, es lo menos que merezco. No recuerdo cuando fue la última vez que te molestaste. Ni siquiera tengo una imagen vaga viéndote así.

Hoy quise llamarte para disculparme pero no me atrevo. Ni siquiera he marcado tu número. Por eso te escribo desde aquí. Porque sé que si hablamos sólo me reclamaras. Merezco eso, pero odio que me reclamen. Sé, por muchas personas, que estás molesto conmigo. He intentado evitarte todo el día.

Lo que son las cosas: Ayer estábamos celebrando tu cumpleaños y hoy te escribo para disculparme.

Andrés, sabes que eres mi amigo, mis intensiones no fueron malas. Sinceramente no creo que sea para tanto mostrar sólo una conversación de 'hermanos', como tú dices. Sólo quería mostrar como eres para quienes no te conocen: un chico que se divierte, bromea y tiene amigos que lo estiman.

Sabes, aún veo y escucho el vídeo y no encuentro nada malo en él. Quizá, lo más adecuado hubiera sido subir el momento dónde nos preguntas si debes dar propina o no, llamas al mozo para hacer el pedido y antes que se vaya le dices que no se preocupe porque le caerá al final le caerá algo y haces el gesto con la mano.

No sé como decirte que espero la hayas pasado bien, tampoco sé cómo arreglar el problema con Jessica, pero si encuentras alguna manera para ayudarte a arreglar las cosas, yo lo haré.

lunes, 21 de enero de 2013

Tampoco me llamaría.

Es curioso sentir extraños a personas que hubieras querido sean importante en tu vida, pero, por el contrario, ya no recuerdas su voz, la última mirada que te regaló fue de desprecio y la última dedicatoria fue decir que te quería lejos (Por citar un ejemplo).  

¿Extrañar? No, pero es curioso saber que las personas que se alejan son más felices, mientras, en la soledad, automáticamente, se emplea el ejercicio inútil de recordar. Los recuerdos son (casi) iguales: buenos momentos, momentos buenos que te hace un poco más infeliz.

Escribir quizá sea una buena catarsis, mientras ves el celular y no ha sonado. "Todo va bien". Mentira, nada está bien, sólo es por impresionar, creo que sin éxito, porque, en parte te conocen. Te conoces.  Y aunque intentas llamar, no lo haces. Te avergonzaría mucho pensar "Otra vez tú, ¿para qué llamas?". Y aunque no se haya dicho, es triste pensarlo. 

"Deja que las cosas caigan por su propio peso" una filosofía que no  funciona del todo bien, pero que no intentas cambiar, quizá, la otra sea mucho peor. Mientras ves el teléfono y no ha sonado y piensas: "Si fuera tú, tampoco me llamaría". 

domingo, 9 de diciembre de 2012

Al acabar la noche

Cómo Pablo Neruda, yo no puedo escribir los versos más tristes esta noche. Quizá porque no le llego a los talones, quizá por la noche más bien está nublada, triste y no estrellada como él, como su poema. 

Noches como esta, recuerdo su poema que recito con tristeza, bajito, en silencio para no ser escuchado. 

Recordar, el ejercicio inútil que me ayuda escribir sin ser escritor. El poema que me inspira a escribir, a recordar. "El viendo de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quería. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso y yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos".

La noche hoy no canta, como dice el poema. Tal vez no tendré la suerte de vivir esa noche para escribir algo, medianamente, similar. Pero si tengo la tristeza de recordar, la noche gira y se acaba con el pasar del tiempo. Tampoco tengo la certeza de que ella me quería a veces, como él sí. 

En un fragmento que me ayuda ha aceptar que ya no estará para mí y yo no estaré para ella. Habrá alguien más en mi lugar. Aceptar. Todo lo hacemos, aceptamos. 

"Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismo arboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos"  

Escribir no es como la vida real. Cuando escribes están sólo los que quieres que estén, no hay más, quizá, sí, un poco menos. Y al escribir eres como un pequeño Dios que crea un destino para sus actores implicados, y el tiempo pasa como deseas que pase. Al recordar la tristeza se siente menos amarga, o quizá más, pero te escuchas sin reproche. 

" De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro, sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo".  

Al recordar el poema pienso ¿Cuando terminó? ¿al acabar la noche?

lunes, 26 de noviembre de 2012

Uno y uno son demasiado

Gabriel no es escritor, él lo sabe. Jose no es escritor, pero no lo sabe, cree serlo. José  estudia en la universidad pero también trabaja en ella. Gabriel estudia en la universidad, pero no trabaja en ella, consigue, ocasionalmente, un trabajo.  Ellos tienen más diferencias que coincidencias, pero son amigos, no los mejores, quizá los peores. 

Ambos creen escribir bien, sus profesores se los han dicho. Gabriel no escribe mucho porque, quizá, está perdiendo las ganas de hacerlo. Jose escribe siempre, es su trabajo, ama hacerlo. Jose destaca más que Gabriel, tal vez, por acierto de Jose, o por culpa de Gabriel .

Por esos días se presenta un concurso de poca importancia. Ambos creen que, unidos, podrán escribir algo, modestamente, bueno, pero es Jose quien toma la iniciativa. Gabriel acepta, cree que es una buena idea, cree que las posibilidades de ganar son altas.

Los días pasan y ninguno ha escrito nada. José piensa que es conveniente escribirlo solo, Gabriel no tiene problema. Jose necesita a Gabriel porque Jose no llena todos los requisitos del concurso. Las bases son claras: Estudiante que lleve el curso correspondiente a la categoría, trabajo presentado en clase, sin modificación. 

De esa forma, llegan a un acuerdo (más justo para Jose que para Gabriel) pero por alguna razón Gabriel acepta: El trabajo escrito por Jose, tiene como autor a Gabriel, el dinero será repartido en partes desiguales (en el caso de ganar) pero Gabriel tiene un trofeo de un valor puramente simbólico, además de un diploma. Ambos necesitan el dinero. 

El plan está listo: Gabriel lleva el curso de periodismo, presenta un trabajo al profesor como iniciativa propia, pregunta si puede participar  y lo envía. 

Jose entrega el texto a Gabriel antes de enviarlo a concurso. Gabriel aprueba el texto, le dice que lo ha leído, que está bien. Mentira. Nunca lo leyó hasta después del concurso. Ambos están confiados. "Tengo un buen presentimiento" - dice Jose - "no nos ganan". Ambos sienten que nadie merece el premio más que ellos, ambos  ya cuentan con el dinero que no ganaron.

Un día antes del evento ambos saben que perdieron. Quizá se olvidaron de un pequeño factor: Los demás concursantes. Gabriel siente la derrota como suya. Ambos están dolidos.

Una semana después, Gabriel siente que ha superado ese pequeño golpe que, aunque no fue directamente a él, le duele.

Gabriel termina su examen de periodismo. Antes de retiraste el profesor se acerca y lo felicita por "su crónica" que aunque no ganó estuvo muy buena. Siente una pequeña satisfacción, siente que quizá tiene pasta de escritor después de todo. Luego recuerda que el texto no fue escrito por él. 

domingo, 11 de diciembre de 2011

A DIOS A LOS PERROS DE PAVLOV

"Sí te gusta hacer algo, hazlo"
Así nació Los Perros de Pavlov, un proyecto de modesta empresa audiovisual (Era eso o trabajar).

Aún recuerdo nuestras reuniones en el Real Plaza donde, en la búsqueda de ideas, gastábamos el poco dinero que nos quedaba.

Los Perros de Pavlov, empresa fundada por jóvenes universitarios de Ciencias de la comunicación, quinto ciclo, sin dinero, sin equipos y tal vez sin talento.

Digo sin talento porque alguna vez un amigo dijo que mi blog era la mala imitación de la Revista Etiqueta Negra. Yo, que nunca leí dicha revista (Y estoy seguro de que él tampoco), le creo. Pero también me creo cuando digo que he leído sus poemas y no me han parecido del todo brillantes. Quizá se deba tener mucho talento para escribir 20 lineas y no decir nada.

Hoy, triste, me doy cuenta que Los Perros de Pavlov culminó como se inició, por amistad. Y no es que las cosas quiebren del todo, pero cuando está quebrado es más difícil volver a apreciarlo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

MAÑANA NO SERÁ LO QUE HOY SE ESPERA

Gabriel está frente a su computadora y quiere escribir. No puede. Hoy no fue un buen día para él, tampoco ayer y menos el día anterior a ese. En realidad, Gabriel recuerda poco la última vez que fue feliz y cuando recuerda esos fugaces momentos no se siente mejor.

Gabriel recuerda que para escribir necesitaba mucho de depresión y un poco de talento (talento nunca tuvo, pero si tuvo a desfachatez de escribir sin importarle ese factor que le faltaba). No es que Gabriel no siga siendo el chico depresivo que era antes, es sólo que ahora ya no siente la misma pasión por escribir que alguna sintió. Recuerda que aquella vez que dijo que para escribir tenía que sentirse un poco suicida. Hoy se siente un suicida, pero no puede escribir.


Gabriel, está solo en su cuarto, frente a la computadora y son en momentos como estos cuando el se sabe solo. Él conoce esto de perder, no le es extraño ¿Puede haber algo peor que perder? ¿Acostumbrarse?

Reconoce que siempre estará solo. Siempre se lo dijeron. Tiene amigos, pero casi nunca se siente acompañado. Gabriel no ha cambiado, pero si han cambiado sus palabras. A veces esta callado y otras veces habla de más. Se rie con más frecuencia, pero no por eso se siente menos triste.


Gabriel se sabe solo mientras mira su celular y no ha sonado y mientras pasan las horas espera que pase algo. No pasa nada. El día termina y no por eso se siente más feliz, ni más esperanzado. Mañana él no sabe que hará ni como terminará. Mientras ve su celular y este sigue como al principio: sentado en su computador sin saber que escribir.