lunes, 21 de enero de 2013

Tampoco me llamaría.

Es curioso sentir extraños a personas que hubieras querido sean importante en tu vida, pero, por el contrario, ya no recuerdas su voz, la última mirada que te regaló fue de desprecio y la última dedicatoria fue decir que te quería lejos (Por citar un ejemplo).  

¿Extrañar? No, pero es curioso saber que las personas que se alejan son más felices, mientras, en la soledad, automáticamente, se emplea el ejercicio inútil de recordar. Los recuerdos son (casi) iguales: buenos momentos, momentos buenos que te hace un poco más infeliz.

Escribir quizá sea una buena catarsis, mientras ves el celular y no ha sonado. "Todo va bien". Mentira, nada está bien, sólo es por impresionar, creo que sin éxito, porque, en parte te conocen. Te conoces.  Y aunque intentas llamar, no lo haces. Te avergonzaría mucho pensar "Otra vez tú, ¿para qué llamas?". Y aunque no se haya dicho, es triste pensarlo. 

"Deja que las cosas caigan por su propio peso" una filosofía que no  funciona del todo bien, pero que no intentas cambiar, quizá, la otra sea mucho peor. Mientras ves el teléfono y no ha sonado y piensas: "Si fuera tú, tampoco me llamaría".